CARACOLES

Purgar los caracoles durante tres días en ayuno. Pasado este tiempo, espolvorearlos con harina, introducirlos en un saco o recipiente y lavarlos muy bien con agua hasta que queden limpios.

Colocar los caracoles en una cacerola junto con la cebolla entera y el diente de ajo. Cubrir con agua fría y poner al fuego muy suave para que los caracoles vayan sacando la cabeza poco a poco.

Cuando estén fuera, subir el fuego al máximo.

Preparar una muñequilla con el cardo de campo, la pimienta blanca, el hinojo, el comino y la sal, e introducirla en la cacerola.

Durante la cocción, retirar la espuma que vaya apareciendo en la superficie. Cocer aproximadamente 30 minutos, hasta que los caracoles estén tiernos y el caldo bien aromatizado.

Si el guiso resultara amargo, añadir al caldo un trozo de manzana pelada y continuar la cocción unos minutos más.

Ajustar de sal y dejar reposar antes de servir.

Observaciones:

Los mejores caracoles son los recogidos en plantas secas; los que se alimentan de plantas verdes pueden amargar el caldo.