Hojaldre de setas y queso trufado
Hay platos que parecen diseñados para una noche de otoño. Éste es así: cálida, cremosa, intensa, con ese punto de sofisticación que la convierte en algo especial. Estos hojaldres de setas y queso trufado no vienen de una tradición concreta ni de la receta de ninguna abuela, pero tienen algo familiar. Quizás porque el hojaldre siempre seduce, o porque las setas, bien tratadas, saben a bosque.
Esta receta se ha convertido en una de mis favoritas para cenas informales con amigos. Se prepara rápido, llena la cocina de aromas envolventes y, lo mejor de todo, marida como pocas cosas con un buen vino de Jerez. El protagonista hoy es el Oloroso: profundo y lleno de matices. Un compañero ideal para recetas con setas y hongos de todo tipo. Aquí te cuento cómo prepararlos y, de paso, cómo convertir una cena cualquiera en algo digno de aplauso.
Oloroso y hojaldres de seta: un maridaje con carácter
El hojaldre tiene esa magia que atrapa: crujiente al morder, delicado en textura, y perfecto para envolver sabores intensos como las setas salteadas o el queso trufado. Pero si hay algo que realmente eleva este bocado de categoría es precisamente el Oloroso, porque con su cuerpo, su estructura y su calidez, no solo acompaña: se funde con el plato y crea un nuevo sabor en boca. Uno más largo, más redondo, más… especial.
Sobre el Oloroso: potente y sabroso
El Oloroso es un vino generoso criado sin velo de flor, lo que le da una oxidación plena. Su perfil es amplio, con notas a nuez, madera noble, especias y fruta seca y mucha intensidad. Por eso encaja tan bien con ingredientes potentes como el queso trufado o las setas salteadas. Puedes conocer más sobre este vino aquí.
Ingredientes para 4 comensales
- 1 lámina de hojaldre rectangular (mejor si es de mantequilla)
- 200 g de setas variadas (shiitake, portobello, champiñón)
- 150 g de queso crema con trufa (puedes usar uno ya trufado o añadir unas gotas de aceite trufado a uno natural)
- 1 chalota pequeña
- 1 diente de ajo
- 1 huevo (para pincelar)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra recién molida
- Unas ramitas de tomillo fresco (opcional)
Elaboración
Paso 1: Preparar el relleno
Pica la chalota y el ajo muy finamente y sofríe con un poco de aceite de oliva hasta que estén transparentes. Sube el fuego y añade las setas limpias y troceadas, saltea a fuego alto durante 6–8 minutos hasta que pierdan el agua y estén doradas. Salpimenta al gusto y añade las hojas de tomillo si decides usarlas.
Retira del fuego, deja templar y mezcla con el queso trufado hasta obtener una masa cremosa.
Paso 2: Montar los hojaldres
Extiende la lámina de hojaldre y córtala en ocho rectángulos iguales. Rellena la mitad de ellos con una cucharada generosa del preparado de setas y queso, dejando un borde libre alrededor. Cubre con los rectángulos restantes, presiona los bordes con un tenedor y pincela con huevo batido.
Haz un pequeño corte en la parte superior de cada hojaldre para que salga el vapor.
Paso 3: Hornear y servir
Hornea siguiendo las instrucciones del fabricante del hojaldre o bien, como norma general, a 200 ºC (horno precalentado) durante 15–18 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. Sirve calientes o templados, acompañados de una copa de vino Oloroso a temperatura ambiente (entre 12 y 14 ºC).
Reinventar la tapa sin perder lo esencial
En casa nos hemos acostumbrado a improvisar. A veces cambiamos el queso por uno azul, o añadimos unas nueces o avellanas troceadas al relleno. El hojaldre lo admite todo, pero lo que nunca cambia es el maridaje con vino Oloroso. Porque no todos los vinos aguantan el tipo frente a sabores tan intensos, y este lo hace con elegancia.
Si buscas una tapa con hojaldre que impresione sin complicarte la vida, esta receta cumple. Y si encima la sirves con un vino que le haga justicia, como este generoso andaluz, tienes una experiencia de restaurante en tu propio salón. Con poco esfuerzo y mucho sabor.
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