Ubicado en la provincia más al sur de la Europa continental, el marco de Jerez, con sus majestuosas bodegas catedrales y donde se elaboran los vinos de las DOP Jerez y Manzanilla, es una región vitivinícola única que cualquier amante de la arquitectura, la historia, el buen comer y por supuesto el vino debería conocer.

El origen de la producción de vino en esta región icónica se remonta al siglo XI a.C. cuando los primeros comerciantes fenicios llegaron a la bahía de Cádiz procedentes de la actual costa libanesa. Fueron estos navegantes intrépidos los que trajeron a esta zona fértil y soleada las primeras vides y la cultura de la elaboración, comercialización y disfrute del vino.

Desde entonces el marco ha gozado de una producción y comercio continuado de vino que perdura a día de hoy y que ha dado forma a lo largo de los siglos a una cultura, una historia y una arquitectura fascinantes.

Al comercio fenicio primigenio le siguió la exportación de vino en época romana y el destilado de alcohol para usos medicinales y la producción de uvas pasas en época andalusí. Estos períodos convirtieron al marco de Jerez en una región próspera y con una vitivinicultura sólida, preparándola para su época de mayor esplendor.

Este esplendor comenzó tras el descubrimiento de América y trajo consigo una transformación industrial, comercial, económica y demográfica desconocida hasta el momento. Comerciantes de diferentes países llegaron al marco de Jerez atraídos por su economía emergente y su ubicación junto a puertos atlánticos estratégicos.

A estas transformaciones les siguió una singular revolución urbanística en las ciudades del marco que dio lugar a la arquitectura de las bodegas de Jerez que conocemos hoy en día.

Estructura de las bodegas de Jerez: Características importantes de las bodegas

Los vinos del marco de Jerez comenzaron a ser populares en todo el mundo gracias a su calidad y también a su fácil exportación. Esta se debía tanto a su elaboración junto a puertos de mar clave como a su posterior fortificación, pues añadir alcohol destilado a los vinos como parte de su crianza permitía que estos hicieran largas expediciones marítimas (primero al nuevo mundo y posteriormente a otras regiones en Europa) sin perder sus características.

El aumento exponencial de las exportaciones generó una necesidad en el marco de Jerez de construir grandes bodegas para la crianza y almacenamiento de los vinos. Unas bodegas que permitieran mantener los vinos en condiciones de temperatura y humedad óptimas y que facilitaran la logística asociada a su exportación.

Estas necesidades influenciaron las características de las bodegas de Jerez, que tienen techos muy altos, una gran superficie con pilares, muros gruesos y pequeñas ventanas en sus laterales. De ahí que se conozcan como bodegas catedrales.

Esta estructura de las bodegas de Jerez permite controlar la temperatura en su interior y posteriormente conservarla. Esto se consigue favoreciendo la circulación de aire por convección y la entrada de vientos frescos o cálidos, húmedos o secos según la época del año.

Las bodegas donde se elaboran los vinos de las DOP Jerez y Manzanilla de Sanlúcar cuentan por lo tanto con una arquitectura de características específicas diseñadas para un clima, unos vinos y un modelo de crianza y exportación únicos en el mundo. En otras regiones vitivinícolas las bodegas tradicionales usualmente son espacios subterráneos a menudo excavados mientras que las bodegas del Marco de Jerez son edificaciones imponentes.

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La importancia de la ubicación de las bodegas del Marco de Jerez

Las bodegas del marco de Jerez se ubican en espacios urbanos que hoy en día conforman los centros históricos de las ciudades del marco y no junto a los viñedos, como ocurre en otras regiones vitivinícolas.

Este hecho tiene que ver con la funcionalidad de las bodegas de Jerez que atiende tanto a factores climáticos como logísticos. Por un lado, la trama urbana permite reducir la exposición de las bodegas a factores climatológicos que afectan a espacios abiertos en mayor medida. Sobre todo el calor estival que es común en el marco. Por otro, una industria centralizada en las ciudades favorecía la logística asociada a la comercialización.

De hecho, en Jerez existió un tren que circulaba por todo el cinturón industrial bodeguero de la ciudad agilizando en gran medida el transporte de las botas desde las bodegas, donde tiene lugar una parte esencial de la producción del vino de Jerez, a los puertos de embarque.

¿Qué distingue a las bodegas del Marco de Jerez de las bodegas del resto del mundo?

Visitar bodegas en el Marco de Jerez es una experiencia verdaderamente singular que permite conocer y sumergirse en una parte esencial de la cultura del marco.

Se trata de espacios extraordinarios por su magnitud, sus volúmenes, sus proporciones y su ritmo armonioso de líneas rectas y curvas orquestado por vigas, pilares, arcos y botas. En su interior, su luz tenue y su paleta de colores negro, blanco y albero transmiten una sensación de misterio, solemnidad, tradición y elegancia novedosa y cautivadora.

La temperatura cambia para hacerse más agradable, el tiempo se detiene y unos aromas singulares nos acompañan mientras visitamos bodegas históricas en el Marco de Jerez. Hacer turismo enológico en Jerez permite conocer unos vinos excepcionales cuyas técnicas de producción y crianza son únicas en el mundo.

En el marco de Jerez, los vinos se envejecen durante varios años (a menudo décadas) en botas viejas de roble americano pintadas de negro. Las botas viejas son apreciadas por encima de las nuevas y nunca se mueven ni se vacían. En ellas se mezclan vinos viejos y jóvenes en un inteligente sistema dinámico de crianza que mantiene una consistencia en la calidad de los vinos año tras año, década tras década.

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Es el icónico sistema de soleras y criaderas, más jerezano no lo hay. En él se crían finos y manzanillas bajo un velo de levaduras blancas que afina los mostos de uva palomino, haciéndolos frescos y salinos. También los vinos amontillados, con sus aromas de vainilla y miel, su color ámbar y su retrogusto eterno a frutos secos, y los olorosos, compañeros perfectos de guisos jerezanos para chuparse los dedos como la berza y el menudo.

No te vamos a contar nada sobre el palo cortado porque es un misterio que tendrás que descubrir en Jerez y que se quedará en Jerez. Sin embargo, sí compartimos contigo que Jerez tiene también unos vinos dulces exquisitos que saben a pasas, dátiles e higos secos. Todos estos vinos y algunos más podrás conocer en una cata de vino en el Marco de Jerez si visitas sus bodegas.

¿Cómo disfrutar de una experiencia única visitando bodegas del Marco de Jerez?

Olvida todo lo que conozcas de vino y prepárate para vivir una experiencia nueva que te llevará a descubrir una tradición centenaria. Ven varios días. El marco de Jerez tiene decenas de bodegas para visitar. Las hay grandes y majestuosas y también pequeñas y artesanales. Investiga y selecciona una pequeña colección. La ruta del vino de Jerez puede serte de gran ayuda en tu búsqueda. Visitar bodegas en el Marco de Jerez es algo especial. Regálate tiempo para disfrutarlas despacio.

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Vente con sed pero también con hambre. El corazón de esta tierra está en sus vinos y en sus bodegas pero también en sus recetas y en sus cocinas. Cuando unos y otras se juntan, se produce una fiesta, algo mágico. Lo llaman maridaje ahora pero en el origen de las DOP Vinos de Jerez y DOP Manzanilla de Sanlúcar se ha conocido y practicado siempre como el arte del saber combinar la comida y el vino que se elaboran en el marco.

Escucha. El marco de Jerez tiene una historia preciosa que contarte en sus bodegas y canta también bellísimo en sus tabancos, peñas, tabernas y tablaos. Su gente es amable y abierta. Tiene arte, ángel y compás. Comparte generosa y celebra con gratitud. No te vayas sin conversar con ella.

Los fenicios llegaron desde oriente y se quedaron. Los romanos desde Roma y se quedaron. Los musulmanes desde Siria y África y se quedaron. Los grandes comerciantes de vinos vinieron desde Gran Bretaña y también se quedaron. ¿Cuándo vienes tú?

Iván Ricoy

Iván Ricoy es formador homologado en vinos de Jerez y el fundador de Genuine Andalusia: una compañía de tours privados ubicada en Jerez y comprometida con ayudar a viajeros de todo el mundo a conocer la esencia del suroeste andaluz a través de experiencias locales y auténticas. Los tres pilares fundamentales de sus tours son gastronomía y vino, cultura y estilo de vida, y aire libre y naturaleza y los tres conceptos que mejor describen sus servicios son confort, belleza y autenticidad. Ha sido un enamorado del marco de Jerez desde que se trasladó a la zona desde Madrid cuando tenía 7 años.